Libia es un polvorín…y un cementerio

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Por primera vez en mucho tiempo un diario español, en este caso EL MUNDO, edición de Andalucía, reconoce en una editorial (21.05.2014) que “Libia es un polvorín en manos de las milicias islamistas”, después de ese prolongado manto de silencio extendido sobre ese desgraciado país.

Un mes antes de que EE.UU., R.U., Francia y otros países de la OTAN (incluída España, y por orden de Zapatero) atacaran Libia con un pretexto similar y tan falso como el de Iraq (que el gobierno bombardeaba a su propia población), ese gobierno había sido felicitado por la ONU, por su destacado trabajo en favor de niños y ancianos. Y tratamos del tema desde nuestro conocimiento de ese país, que tenía logros impensables incluso para algunos países europeos: Luz y agua gratis, medicina universal y gratuita, préstamos sin interés, 300 € mensuales a cada libio en concepto de reparto de las rentas del petróleo, becas y ayudas al estudio (de 1.600 €/mes), pleno empleo…Además Libia daba empleo a 2,5 millones de inmigrantes, etc. ¿No es significativo que Libia tuviera la mayor esperanza de vida de toda África,  casi 78 años, igual que Alemania? A título de comparación, la esperanza de vida en Mozambique es de 35 años.

Tras el brutal linchamiento del Coronel Gadafi, a manos de mercenarios de la OTAN quedó más que acreditada la vulneración por parte de los países atacantes de la Resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU, que solo se refería a la creación de un pasillo aéreo para proteger a los civiles de los supuestos bombardeos de su gobierno, y que prohibía expresamente el despliegue de tropas por tierra y dar un golpe de estado (menos aún estaba autorizado más linchar a sus dirigentes).

Libia fue intensamente bombardeada: escuelas, barrios, aldeas, rebaños, ciudades, mercados, hospitales, edificios universitarios, transformadores eléctricos, barcos (algunos compatriotas nuestros, gallegos, resultaron afectados), instalaciones de regadío, como el gran rio artificial… Ciudades como Sirte y Beni Walid padecieron asedios durante meses, en los que fueron utilizadas armas químicas y se cometieron  crímenes monstruosos por parte de los atacantes. Desde entonces acá, Libia anda sumida en un caos, desaparecida como estado, invadida por miles de mercenarios extranjeros dedicados a una terrible caza de brujas, en la que las torturas y asesinatos están a la orden del día, y en donde hasta algunos miembros del gobierno impuesto -que dimiten casi cada semana- tienen la nacionalidad estadounidense. Incluso, por miedo, los integrantes de estos sucesivos gobiernos (es un decir) viven fuera de Libia.

Las “elecciones” a las que se refiere la editorial de El Mundo-A fueron una farsa, porque en un país de menos de seis millones de habitantes prohibieron votar a dos millones de ellos. Libia ha dejado de ser un estado laico. Ahora ondea la bandera de Al Qaeda y la de los Hermanos Musulmanes y el pseudogobierno han implantado la sharia.

Nos contó personalmente el exdirector del hospital de Sirte, cómo la OTAN bombardeó ese hospital provocando 200 muertos, que tuvieron que enterrar en el patio.

Hoy hay planes para dividir el país. El gobierno títere -el inicialmente impuesto y los sucesivos- carece de autoridad, no hay seguridad, no hay orden, no hay derechos, una vida no vale nada, te pueden encarcelar, torturar o asesinar sin dar cuentas a nadie. No controlan el país pero sí que se han encargado de legislar sacando de la manga la Ley nº 26/2012 denominada por ellos como “ley para la Aplicación de Normas de Integridad y Transparencia”, que especifica que nadie puede desempeñar un puesto o cargo público que hubiera ejercido con el anterior gobierno, con lo cual borran de un plumazo a los médicos, maestros, profesores y a los miles de funcionarios existentes en lo que era un país socialista…Por eso cierran las universidades y los ambulatorios. Desquicie total.

Libia ha sido saqueada. El país que fuese rico, y con el mayor índice de desarrollo humano de toda África hoy es un montón de escombros, con sus depósitos bancarios, su oro, su petroleo y hasta sus recursos hídricos repartidos entre los atacantes, aunque de momento se les hace dificultoso acceder a los pozos petrolíferos. Sus 200.000 muertos y sus 2.000.000 de exiliados (en un país que no llega a los seis millones) son una constatación de que los objetivos de los atacantes eran obtener un gran botín, además de impedir la implantación del dínar de oro en toda África (que habría dado la espalda al dólar y al euro), y que la OTAN instalara en ese país el AFRICOM, para atacar y repartirse a otros países. En Libia se ha implantado la doctrina del caos. Con Libia se inició el nuevo reparto de África. Desde ahí saltaron a Mali, a República Centroafricana, a Níger, a Nigeria -con el “secuestro” de las niñas como pretexto-, al Congo…)

Hoy los libios mueren en el Mediterráneo huyendo de la guerra y Libia es un importante centro de exportación de armas y de mercenarios a los países mencionados anteriormente y a Siria, a Ucrania y otros en el objetivo.

¿Por qué se habla de Iraq, mientras sobre Libia se hace el silencio? ¿Hasta este extremo llega el control mediático?

Cádiz, 22.05.2014

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