Teorizando un poco Ucrania

movilizaciones

Tamer Sarkis Fernández
28 de febrero, 2014
Diario Unidad

Que en lo de Ucrania ha habido Subjetividad, y una subjetividad activa (que no es decir “actuante”), una subjetividad productiva (que no es decir “productora”), es una profunda trivialidad. La CIA no se dedica a articular muñecos de plastilina ni a teledirigir clones. He conocido estas semanas a personas cuyos conocidos ucranianos estaban en Plaza Maidán, y ni son neonazis ni pagados ni chechenos fundamentalistas ni tártaros neo-tribalistas. Son simplemente (pero fatalmente) un poco gilipollillas. Su problema, bajo la losa que las fuerzas objetivas le estaban colocando a Ucrania, es de autismo social, justamente por un exceso de subjetivismo.

El materialismo dialéctico nos dice que los seres humanos hacemos la historia; mas en condiciones operativas independientes de nuestra real o falsa conciencia sobre la imprenta material de nuestro hacer o sobre esas condiciones precisas. También más allá de nuestra voluntad y de nuestras representaciones mentales respecto del hacer y de nosotros mismos en tanto que sujetos (auto-representaciones). Luego Mao Tse-Tung, en un giro dialéctico de hondura, nos dirá que, de esas fuerzas productivas cuando se trata de propiciar cambio histórico, la fuerza determinante es la ideología. Las condiciones ideológicas en tanto que condiciones objetivas, son así revalorizadas por Mao, valedor de la tesis marxista en relación a la Entidad objetiva del sujeto (Tesis sobre Fuerbach), materia consciente y en tal medida praxis potencial…, o por contra reflejo mecánico de unas condiciones objetivas ideológicas cuya primacía él materializa con su acción enajenada. El Partido se fragua a partir de y a través de la ideología. En el Partido se conjugan como síntesis dialéctica la Vanguardia y las masas, proyectándose la Vanguardia como acción masiva transformadora y siendo las masas quienes se ponen a la Vanguardia protagonizando su transformación radical de condiciones de existencia.

O sea: a estas alturas de la película, pensar que bajo el imperialismo acontece la “incendiaria actuación espontánea ciega y fortuita” a posteriori corrompida por el Poder, como la serpiente corrompió a la buena humanidad con la manzana, es creer en el cuento judeocristiano del libre albedrío. En el cuento kantiano de la Voluntad libre, que Nietzsche desarticula. Y, sobre todo, es creer que los seres humanos tenemos más cojones de los que tenemos. Creerse que una banda de adolescentes hizo por su cuenta pintadas en los morros del edificio oficial sabiendo que les iban a zurrar, o que el vecino del 5º llegó de la oficina, se puso el pasamontañas, cogió el bidón y bajó a la plaza Maidan, es pura enajenación mental antropológica. Mitología insurreccionalista barata. La espontaneidad existe, pero en el sentido conciso de que una cierta cantidad de gente se suma a procesos proyectados y encendidos por quienes cuentan con el conocimiento táctico, la capacidad logística, la moneda y la retaguardia cubierta para hacerlo. Hay gente que se va sumando, tal y como los amigos ucranianos de mi conocida, fulgurantes viajeros desde Barcelona a Kiev, e incluso con los días o las semanas llega a cumplirse el axioma psicosocial de “subirse más o menos multitudinariamente al carro del ganador”. Pero los gestos iniciales y los primeros movimientos de piezas son hechos por Inteligencias estatales, unas u otras, casi siempre las mismas ya.

Por lo demás, las fuerzas objetivas que han producido y conducen el proceso tienen en alto valor a los “espontáneos”; el grueso de los últimos compone una estadística propagandeada a través de fotos y de filmación. Son, además, encuadrados y dotados como fuerzas de choque. No es raro apalizar o incluso disparar a los “espontáneos” que empiezan a ver las cosas y quieren disentir o salirse de las manis o de los disturbios. Todo el mundo es bienvenido a las primaveras prefabricadas; ancha es la puerta de entrada. Pero, una vez dentro, te atrapa la secta, y no siempre por seducción, sino a veces por rudo secuestro. Mas no nos engañemos: estos procesos se cuecen a fuego lento, de años, hasta el día D. El vecino del 5º no sabe de guerrilla urbana ni de enfrentamiento asimétrico como para llegar a tomar el Parlamento o un barrio urbano. Los indispensables son otros. No podemos ser tan naive los telespectadores “occidentales”, por más epopeya y literatura política mítica que nos traguemos, y que cuela al no auto-exponernos a procesos y situaciones semejantes. La “espontánea” imagen del Pueblo indefenso avanzando con brazos entrelazados frente a una siniestra lotería de obuses en primer plano, es irreal. Al espectador le parece real porque no se detiene a pensar la escena en relación a sí mismo en lo particular o a la hipótesis de reacción antropológica en general.

Con este artículo estoy lejos de negar la posibilidad de sediciones de base sociológica popular fuera de iniciativa y manejo Hegemonista. Me limito a decir que éstas no pueden darse más que habida una entre las siguientes condiciones: (A) Un partido leninista de nuevo tipo, subyacente, organizando de años e imprimiendo dirección (sentido objetivo) a la energía que su propia acción ideológica ha desencadenado y regularizado. (B) Una ideología total –humanista-, por ejemplo de tipo anarquista, que ha prendido. (C) Una u otra ideología de carácter imperialista –Islam Político, Neo-califalismo, Neo-nazismo…- y que se funde como afluente nutritivo con el río principal (es decir, con el proceso puesto en marcha por el Hegemonismo). Hablando en términos estrictamente socio-económicos, la base sociológica que nutrió las JONS en Castilla era eminentemente popular; sobre todo campesinos pequeño-propietarios y arrendatarios espantados por “leyendas de rojos”. Las JONS fueron la fusión del Bloque Social Campesino y de las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica. Esa base sociológica entroncó con el Proyecto Matriz trazado por las Potencias europeas en pro de suprimir la Soberanía española y liquidar su independencia nacional (encarnadas en la República). Para Ucrania, el anglo-sionismo ha estado formando una fuerza ideológica reaccionaria contando con un deslizamiento contemporáneo inter-generacional filo-nazi y anti-ruso que Nietzsche denominaría “reactivo” (Genealogía de la Moral, 1er Tratado). De cómo los errores metodológicos cometidos en Ucrania por el Camarada Stalin, engendraron ese poso, hablaré en un próximo artículo.

Tamer Sarkis Fernández,

Vice-director de DIARIO UNIDAD .

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